En los reactores nucleares, el combustible nuclear es transformado a través de la fisión en energía nuclear de una manera controlada: el interior del reactor aumenta de temperatura.
En las centrales nucleares, la energía se produce mediante la fisión en un reactor. El calor que se libera en la reacción nuclear transforma el agua líquida en vapor que mueve las turbinas que, a su vez, accionan los generadores eléctricos, , por último, dan electricidad a las grandes poblaciones.
Las partes más importantes de un reactor nuclear son el combustible, el reflector, el sistema refrigerante, el sistema de control, y la protección contra la radiación.
El combustible
Se trata de un elemento pesado molecularmente, cuyo núcleo atómico puede ser desintegrado mediante la fisión. Este material está constituido por mezclas de uranio o de plutonio en forma sólida o líquida.
La producción de energía se mantiene constante gracias a la reacción en cadena producida por la perpetua liberación de neutrones, que al desprenderse de un núcleo atómico, colisionan con otro, provocando sucesivas fisiones nucleares.
Por eso existe una cantidad mínima de combustible para mantener la reacción en cadena, esta cantidad se denomina masa crítica. Cuanto más compacto sea el combustible, menos neutrones escapan sin fisionar, y por lo tanto, menor es la cantidad de combustible necesario para hacer funcionar una planta nuclear.
El reflector
Mencionamos la existencia natural de neutrones que escapan sin colisionar en otros núcleos. Estos neutrones que escapan, rebotan en el reflector, que puede estar constituido por grafito.
De esta forma, se garantiza una utilización más eficiente de los neutrones que escaparon, que colisionan luego de rebotar en el reflector.
El sistema refrigerante
Elimina el calor que se forma en el reactor, sirve para evitar el recalentamiento, pueden estar constituidos por un gas, como el dióxido de carbono, por agua normal o especial, o metal fundido (como el sodio).
El sistema de control
Está compuesto principalmente por las barras o varillas de control, y las varillas de seguridad, fabricadas todas con materiales capaces de absorber neutrones, como el cadmio. Sirven para poner en marcha el funcionamiento del reactor, y controlar la reacción en cadena tal como se la busca.
Si se sacaran las varillas, la reacción se aceleraría, pudiendo provocar una explosión atómica.
Protección contra la radiación
Se trata de una defensa biológica contra la radiación desprendida en la fisión nuclear. Se construye generalmente una gruesa pared de hormigón que rodea el reactor y evita, junto a otras medidas, que la radiación escape al exterior.
Como precaución de seguridad ante cualquier posible accidente, mucho de los grandes reactores están completamente aislados de la atmósfera mediante una estructura, una burbuja, que es impermeable a los gases.
La construcción de una planta nuclear, contrario a lo que muchas veces parece, es un proyecto que implica una extrema seguridad y varios planes de contención ante el peor de los escenarios posibles.
Todos los humos que salen de las grandes chimeneas, y el aire que sale de los sistemas de ventilación de la planta nuclear son filtrados especialmente para evitar cualquier tipo de dispersión radiactiva.
Si el nivel de radiación excede el nivel de seguridad, una alarma general se enciende automáticamente. De modo que el funcionamiento general de un reactor nuclear moderno es altamente seguro, aunque el destino de los residuos radiactivos es un tema mucho más controversial.